«Las Humanidades generan pensamiento crítico y por eso molestan»
«Las Humanidades generan pensamiento crítico y por eso molestan»
«La sociedad tiene que saber qué investigamos. Uno de los retos es abrirnos más a la empresa para que descubra nuestra rentabilidad»
José Antonio Gómez. Nuevo decano de la Facultad de Filosofía y Letras
ELENA RODRÍGUEZ OVIEDO8 diciembre 2015 10:10http://www.elcomercio.es/asturias/201512/08/humanidades-generan-pensamiento-critico-20151208003959-v.html
«¿Por qué no te presentas?». Era principios de septiembre y José Antonio Gómez (Gijón, 1959) cruzaba el edificio departamental de El Milán cuando le abordaron con la pregunta. Cristina Valdés acababa de dejar el decanato de Filosofía y Letras al ser elegida directora general de Universidades y había nuevas elecciones a la vista. No sería la primera vez que acudiese a unos comicios, pues ya fue vicedecano con Valdés en su primer mandato (2010-2014). Profesor titular del departamento de Historia del Arte y Musicología, lleva 30 años en la facultad y suma desde 1990 una amplia trayectoria en gestión universitaria: desde secretario y subdirector de departamento hasta director del Área de Servicios Universitarios y Cooperación con el entonces vicerrector de estudiantes Santos González (2004-2008). Lo pensó, se lo propuso al equipo decanal con el que había trabajado y el lunes 30 de noviembre ganó las elecciones, en segunda vuelta, frente a Carmen Alfonso, decana en funciones.
-¿Qué le animó a dar el paso?
-Me gusta la gestión universitaria y había cosas que quería hacer, como profundizar en la participación. Me gustaría que los departamentos aporten más en la gestión de horarios, en el plan de ordenación docente, en los tribunales de los trabajos fin de grado, en la difusión de la investigación... Porque ésa es una asignatura pendiente: la sociedad debe saber qué investigan las Humanidades. También hay que hacer más transparente la gestión. Por eso, vamos a crear un portal donde todos los meses se actualice el gasto. Otro objetivo es organizar actividades culturales en Oviedo, Gijón, Avilés, en las instituciones. Porque una facultad que enseña Filosofía, Historia, Historia del Arte, Literatura..., no puede ocultar su opinión. No puede permanecer al margen.
-¿En qué situación toma las riendas de la facultad?
-Los días 21 y 22 de este mes nos visitará el panel de la Agencia Nacional de Evaluación de la Calidad y Acreditación (ANECA) para acreditar, dentro del Plan Bolonia, cuatro de los nueve grados que impartimos. Serán los filológicos: Lengua Española y sus literaturas; Lenguas Modernas y sus literaturas; Estudios Clásicos y Románicos, y Estudios Ingleses. En abril o mayo, volverá para evaluar el resto.
-En 2010, se fusionaron Filología, Filosofía y Geografía e Historia. Pero fue sin el apoyo de ustedes.
-Así es. La fusión de centros fue una imposición del actual rectorado. La mayoría no la veíamos con buenos ojos porque tenía lugar en pleno inicio del Plan Bolonia y suponía duplicar las dificultades. Y había recelo. ¿Por qué se tenían que fusionar las Humanidades y otros estudios no?
-Pero no fueron los únicos.-No, finalmente no fue así. Pero lo transmitimos. En una reunión de las tres facultades con el rector, el entonces decano de Filología, Enrique del Teso, ya advirtió de que iban a pasar muchos años para que el grado de normalidad volviera a ser el mismo.
-Y, pasado el tiempo, ¿qué opina?
-La gestión es compleja. Tenemos 2.000 alumnos, nueve titulaciones, siete departamentos adscritos. Pero la fusión ha tenido algo bueno. Los profesores, que habitualmente damos nuestras clases, regresamos a nuestro despacho y nos movemos con el círculo más próximo, ahora nos relacionamos más con otros compañeros. Esa colaboración debería ir a más.
-Parece que son estudios que siempre están en la cuerda floja.
-Sería un verdadero error que desaparecieran, porque iría contra nuestra memoria, nuestros orígenes, nuestra lengua, nuestra cultura... ¿Quién quiere que no tengamos memoria, que no sepamos de dónde venimos? Se domina mejor a quien no la tiene.
-Dígaselo al ministerio.
-Vemos desinterés por su parte, un abandono a nuestra suerte en función de las matrículas y nuestra capacidad para captar alumnos. Pero, fíjese, los alumnos de Estudios Clásicos nos piden una especialización.
-La LOMCE no se lo pone fácil.
-Hay asignaturas como la mía, Música, que han quedado cercenadas. Ahora es optativa. Y, claro, si un estudiante no tiene información al respecto, difícilmente se va a interesar por ellas.
-¿Qué salidas laborales tienen en Humanidades?¿Solo la docencia?
-No. Cuando vamos a los institutos, nos esforzamos en transmitirles que no solo está la docencia. Los graduados son cada vez más requeridos en ámbitos técnicos. Por su dominio del idioma, en gabinetes de comunicación, en selección de personal... O en otros terrenos, como la ambientación musical y la gestión cultural. Vamos a organizar unas jornadas para que antiguos alumnos nos cuenten su experiencia en el autoempleo.
-¿Autoempleo?
-Sí, se dedican a la organización de eventos y actividades musicales; animación cultural, asesoría de género...
-Plan de Bolonia. ¿Balance?
-Se implantó a coste cero y supuso un cambio radical. Los profesores tuvimos que olvidar el modelo teórico, basado en la clase expositiva, y pasar a otro con mayor participación de los alumnos, con prácticas en el aula, laboratorios de idiomas... Fue un cambio de mentalidad y no fue fácil. Por rutinas y porque no hay medios. Para que las prácticas fueran efectivas haría falta un número
reducido de alumnos y más profesores.
-¿Qué nota le pone, entonces?
-No quiero ser derrotista. La filosofía del Plan de Bolonia es buena, pero la realidad es otra. Nuestra infraestructura no es la de Oxford, y los alumnos no tienen tiempo suficiente. Yo les pido un texto comentado para un determinado día y el resto de colegas, igual. Seguimos dando un enorme peso a la clase expositiva. Y luego la 'Ley Wert' está 'penalizando' con más docencia a quienes no tengan sexenios de investigación vivos. Entiende la docencia como un castigo.
-Pero la ley no obliga a pasar de 24 a 32 créditos.
-Así es, pero viene bien para no aumentar profesorado. Si una universidad tiene pocos recursos y su comunidad no se los da, se verá obligada a implantarla. Así, difícilmente va a mejorar la investigación. Sé que a los rectorables les preocupa esto.
-Hablando de ellos, ¿qué les pide?
-No he visto en ellos ninguna sombra de duda sobre las Humanidades. Pero ante la incertidumbre sobre el cambio de modelo '3+2' (grados de tres años y másteres de dos), apoyo. Y que se destierren los 32 créditos. También hay que valorar si la docencia presencial es tan necesaria en todos los grados o se puede reducir para fomentar otro tipo de tutela académica. Y mejores medios.
Spielberg y el manuscrito
-¿Grados con 50 alumnos como Estudios Románicos son sostenibles?
-Para mí, sí. Cuando se tienen los montoninos de dinero encima de la mesa, como decía un político, ¿de qué prescindimos? ¿De generación de conocimiento o de empresas públicas o semipúblicas prescindibles? ¿De determinadas direcciones generales? Es un ejemplo. En estos años la austeridad en la gestión universitaria ha sido ejemplar. No se ha prescindido de ningún profesor y se cerró el grifo al máximo. Hemos dado clase con abrigos. Preferimos apretarnos el cinturón antes que prescindir de unos estudios. Que seanpocos es circunstancial.
-¿Qué quiere decir?
-Imagínese que Spielberg hace una película sobre un manuscrito escrito en sánscrito o latín, se ampliaría la matrícula seguro. Ya ocurrió otras veces en otras carreras. Las Humanidades generan pensamiento crítico y, por eso, molestan.
-¿Cambiaría la oferta formativa?
-Estos últimos años han sido de rodaje y han servido para ver qué funciona y dónde hay disfunciones. En todos los grados habrá que hacer alguna modificación en asignaturas. En cuanto a los másteres debería haber una mayor oferta. Por ejemplo: un Máster de Literaturas Europeas, pero eso supone financiación y la financiación hay que pelearla mucho.
-Dice que lo sabe por experiencia.
-En Humanidades nos cuesta abrirnos a las empresas y a las instituciones. La empresa quiere rentabilidad y nos tenemos que vender mejor.
-¿Qué espera de Cristina Valdés?
-Está especialmente sensibilizada con nuestra rama y, como le decía antes, ante el modelo '3+2', la defensa de las Humanidades será lo mejor que pueda hacer.
-Hay candidatos a gobernar el país que no han leído a Kant.
-No dice nada bueno de nuestra cultura y supone una deriva peligrosa, un mal ejemplo para los jóvenes.